No morir sin honor, no morir sin bandera ensangrentada, no morir sin saber por qué se lucha, no morir sin haber puesto tu acento en las tribunas, no morir sin que te echen en falta las masas insurrectas y los tuyos, no morir sin haber odiado antes a cualquier enemigo en el camino, no morir con el miedo en los calzones, no morir en la cama, no morir en los brazos de tu amada, no morir en invierno ni en verano -no convienen los extremos a los muertos-, no morir, desde luego, en primavera; no morir en otoño -que es tiempo de miradas y paisaje-, no morir sin haber hecho lo justo y necesario, no morir en pecado, no morir sin haber pecado mucho, no morir con dinero -es poco práctico-... No morir, simplemente, como mueren los muertos.