Sala de masaje

Relajado el gesto
llega el dolor.

La calma siempre pone precio
y unas manos ajenas
sublimadas de una suerte de sexo impersonal
deshacen las agujas
que te prenden los músculos.

Es la hora de medir
el antes y el después.
No esperes el afecto
si no cumples con creces
todos los objetivos
que te marcan las fieras.

Descansar es a veces
el final
o lo es siempre.

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