Escondido en un campo de maíz

Nací para la tierra
y, fuera de ese alboroto
de hojas secas que crece,
siempre he sabido el fin
de este paréntesis.

Pero no entiendo
el miedo que se abraza
a mis miembros,
no entiendo que mi lengua
no acierte a desatar
la verdad que contiene,
no entiendo que el valor
me abandone en el preciso instante
en que lo necesito.

Soy un ave enredada
con la salida cierta
que se niega a volar
porque se siente presa
de una nada imposible.

¿Por qué, si la mirada
llega hasta el infinito,
no sé seguirla y basta?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Poesía... ¿originalidad o personalidad?

Un poema ciático.