La soledad y la razón

La soledad es el mejor acento para la razón. Cuando se está absolutamente solo, cuando incluso los lazos más íntimos con los demás se olvidan, la razón funciona en su máxima pureza; pero es una razón individual que se modela con parámetros absolutamente únicos. No importa el otro, no existe la barrera de la conciencia ni la del ridículo. Desde esa razón pura se pueden arbitrar todos los movimientos, se pueden abarcar todos los indicios y darles la forma apetecida. Quizás en este justo punto la razón haga una bella intersección con la libertad. De tal experiencia interior nace el acto creativo, que no tiene por qué tener una respuesta física... la creación para el deleite único del creador, la razón como experiencia interior inigualable, la libertad como patrimonio individual irrenunciable.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Poesía... ¿originalidad o personalidad?

Un poema ciático.