El falso culpable

Guarda la ciudad el calor en su asfalto,
pero no está desierta,
porque encierra la culpa
en todos los edictos.

El hombre que camina,
el que se mece en el aura rijosa
del bullicio,
el que compra limones
entre los mercaderes
y se resuelve en sombra
de una nada imposible.
Ése, el falso culpable
de todas las catástrofes,
el que arrastra la pena en sus zapatos
y lleva por miseria
una vida normal,
sin estridencias.
El hombre gris,
el sencillamente mimético,
el que no vuelve la cara si le nombras
ni siquiera si le agredes.

Ese falso culpable
que por no ser la bala
ni siquiera es cobarde.

Miradlo,
sólo sabe caminar
sobre pasos de otros,
sobre pasos sin dueño ya,
huellas sólo.

Ese hombre que por no ser
es capaz de matar
sencillamente.

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