Leonard o las razones del sicario

Nadie me enseñó que la ternura
es algo más que una palabra,
que el cariño es remanso
donde dejar los huesos afilados
por la ira diaria, descansando.
Nunca un costado me dio su cobijo,
ni tuve una casa donde me esperase
una madre o un hermano.

Crecí para el odio
y supe bien temprano
que la sonrisa sólo puede ser señuelo
o triunfo,
que un hombre se resume
en sus muertos personales
y la pólvora en mi mano
es el silencio de otros.

No es tan malo
servir al tirano
cuando se tienen cristales blindados
para mirar el mundo

No es tan malo,
aunque sé a ciencia cierta
que el cristal transparente
es mirada...
pero también barrera.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Poesía... ¿originalidad o personalidad?

Un poema ciático.