Creciente clima de tensión

Sobre la luz que encierra
el puño apretado por la rabia
se desliza la revolución
y a veces nace
sin ser sangre encharcada
porque es sangre contenida.

Embrutecido por la ingenuidad
me crece un hombre y me domina,
mueve mis músculos,
mira por mis ojos,
habla por mi lengua
o la silencia,
arma sus absurdas barricadas
y me inhibe.

Asombrado por la fiera mediática
me nubla la razón
y toma mi criterio como suyo,
y lo utiliza.

Soy otro siendo yo...
pero el puño apretado aún perdura
y la rabia me busca.
El puño late
y, en el fondo,
en lo más oculto de mí,
aún hay un roce cierto
de esperanza.

Llegará el día,
no lo sé, en que el vómito
avise una victoria
y sólo mi muerte o la tuya
sean la opción.

No quedarán heridos
de esa guerra.

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