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Mostrando entradas de 2008

Cesare Pavese hace una cruz con cuatro clavos

El odio recogido de todos los combates se amontona en mi cuerpo y me impide moverme. Ya no da para más este envase de vísceras, ya no admite ni un ápice del horror de los días, está colmado, a punto de estallar cuajarones de la sangre venosa que lo infecta y lo oprime. No admite lo común, ni siquiera la duda de un gesto hermafrodita, no está para más treguas ni para hacer tratados de paz claudicatorios. Solo pide la muerte urgente y necesaria para dejar de ser la peste de sí mismo. Cuatro clavos en cruz resuelven el misterio habitando al unísono un único agujero. ••• Cesare Pavese se tomó dieciséis envases de somnífero y murió en Turín el día 27 de agosto de 1950. © luis felipe comendador

El riesgo de mirar

PDF de maqueta de imprenta para folleto de exposición de obra realizada con cámara web. ••• El Riesgo de Mirar Publish at Scribd or explore others:

Tontopoemas

PDF de la maqueta para tirada de imprenta del cuadernito "Tontopoemas", que contiene intervenciones sobre imágenes bajadas de internet en una crítica [no sé si buena o mala, porque no entiendo demasiado] desde dentro a la poesía concreta. ••• Ton to Poem As Publish at Scribd or explore others:

Negra Navidad

PDF del montaje de imprenta de la edición de un cuadernito para celebrar con mis amigos mi 50 aniversario [las imágenes son todas de cámara web]. ••• Ha Pen Ing Publish at Scribd or explore others:

Tuneítos

Pequeña edición de láminas enmarcables realizada en 2007 sobre el tuneo realizado en una edición de "Los cipreses creen en Dios", de José María Gironella. ••• TUNEITOS Publish at Scribd or explore others:

Mi calendario 2008

Edición en PDF del calendario que regale a mis amigos a comienzos de 2008. ••• Mi rio 2008 Publish at Scribd or explore others:

Mi calendario 2007

Edición PDF del calendario que regalé a mis amigos a comienzos del año 2007. ••• Mi rio Publish at Scribd or explore others:

Modelo para amar / Modelo para armar

El año 2005 hice este cuadernito no venal para regalar a mis amistades. Contiene poemas sueltos de distintos poemarios y algunos dibujos que hice entonces. Lo dejo aquí para no perderlo del todo, pues ya no tengo ni un ejemplar mío de aquella edición. ••• Modelo Para Armar Publish at Scribd or explore others:

Cromatografía de la luz [69 x 24'5 cm.]

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Marina Tsvetaeva hace un nudo corredizo en Élabuga

En el Este se fragua la conciencia del mundo. En el Este del frío, donde el jardín se hiela, florece el ideal como rosas de escarcha. Yo, que me senté sobre el cadáver de mi hija a escribir versos, aún confío en el Este, en este punto exacto que solo es triunfo o tumba. El frío me penetra hasta las ingles y apenas tengo entrañas, pero escribo con mis manos heladas, entumidas. Escribo que el futuro es un verso de Pasternak o una elegía de Rilke llena de sed y huesos. Me encenderá el carmín el rigor de la cara, peinaré mis pestañas hasta engañar los ojos, enhebraré el collar de nudo corredizo y abrazará mi cuello la calidez del ángel. En el Este también la soledad lo es todo. ••• Marina Tsvetaeva de ahorcó en Élabuga el día 31 de agosto de 1941. © luis felipe comendador

Antonia Pozzi alumbra un verso que se alitera a ratos

Entre mis piernas un mar rojo se riza, se arraudala en los muslos, cabalga las rodillas y se encharca. No hay apósito o dique que detenga el fluido, ni específico férrico que aminore la anemia. Me miro las entrañas con mis ojos mordidos por la fiera del miedo. ¿El torrente es dramático! Intento reducirlo, matarlo, detenerlo, apostillarlo, herirlo... Y en las sábanas rojas, derrotada, desisto. Una mujer en prosa soy ya... Se acabó el rito. ••• Antonia Pozzi ingirió una sobredosis de fármacos en su casa de Milán el día 3 de diciembre de 1938. © luis felipe comendador

Alfonsina Storni lucha por ser sirena

Ya en la lonja lloraba al ver aquellos ojos abiertos sobre el hielo, me daban mucho miedo los ojos de los peces difuntos en aquellas pequeñas fosas comunes de madera preñaditas de escarcha. Lloraba por todos aquellos peces con las bocas abiertas y las branquias sangrando. Una vez tuve peces de colores en mi cuaerto, y les cambiaba el agua, y les daba las migas de pan que el mantel recogía después de las comidas y las cenas. Los peces mordisqueaban como tencas su ración y miraban la luz de las tulipas de mi cuarto como a un planeta extraño con luz propia. Un mal día se murieron mis peces y volvía a ver aquellos ojos muertos de la lonja mirándome sin vista, recordando desnuda el hecho doloroso que nos muerde. ••• Alfonsina Storni se internó despacio en las aguas del Atlántico en Mar del Plata el día 25 de octubre de 1938. ©luis felipe comendador

Leopoldo Lugones quema sus libros

¡Oh, Catulo!, genial poeta, el único; ¡cómo ardes!, cómo humea tu Lesbia ante mis ojos. En la pira eres uno más, una pavesa solo. Recuerdo nuestras tardes, tú y yo quietos, en el chéster tan cómodo de mi casa en la Isla del Tigre, yo era el efebo, el poeta enemigo, la hetera que te daba placeres a cambio de tus versos... Purifícate en la llama naranja y hazte ceniza en el rito de Stromboli. ¡Qué bien ardes, amigo! ••• Leopoldo Lugones murió por ingestión de cicuta en la Isla del Tigre el día 18 de febrero de 1938. © luis felipe comendador

Attila József duerme sobre una vía su naufragio

Alguien muere por mí cada mañana y no soporto bien tal sacrificio. Espectros enconados en rodearme de muerte me persiguen. No puedo detenerlos ni con el sueño plácido, ni viviéndome a tragos los minutos perdidos, ni corriendo alocado puedo salir de su órbita. Alguien muere por mí en este justo instante. Ya se oye el tren rugiendo, me presto a su presión para morir por todos los mortales. Y no lloréis por mí. Solo pago mi deuda. ••• Attila Jízsef se tiró al tren en las cercanías de Balatonszárszó el día 3 de diciembre de 1937. © luis felipe comendador

René Crevel se hace una tisana y olvida encender el fuego

[a Javier Lostalé] Los atléticos cuerpos de los jóvenes nadando en las piscinas naturales del Boga o tumbados al sol en pura exposición de músculos desnudos. Los jóvenes varones retozando sus luchas rebozadas de pieles y sudores. Son como el mármol mismo veteados de venas que dan volumen y éxtasis, sin vello que rizar en sus vientres serenos, sin besos desatados en sus bocas cremosas. Se zambullen a veces como garzas blanquísimas y semejan delfines en su danza de agua. Llevan el pelo corto, las axilas del bálsamo más propio de los héroes, el sexo resaltado por sus coulottes de lycra los muslos como templos... ... y esta llave de gas que contiene la muerte en solo un giro. ••• René Crevel abrió la espita de gas y se dejó morir en París el día 18 de junio de 1935. © luis felipe comendador

Raymond Roussel contrata a un asesino

Sígame algunos días, hasta que su presencia sea costumbre. Compre un arma efectiva con demostrada calidad de muerte y atáqueme con saña cuando note hacia usted mi indiferencia. Cerciórese sin miedo de que ya no respiro, de que me es imposible volver a ser y, luego, entréguele esta carta sellada a mi albacea. Le nombro mi heredero, como ve. Y olvídeme después igual que lo ha hecho el mundo. ••• Raymond Roussel fue encontrado muerto en un hotel de Palermo el día 14 de julio de 1933 © luis felipe comendador

Sara Teasdale intuye su parálisis

En cada palabra hay una herida por cerrar y otra abierta. Una herida tumefacta como los ojos crepusculares de una mujer violada, como el sexo manando esos períodos de los hijos frustrados –fantasmas de cloacas que sirven de alimento a los seres necrófagos de todos los subsuelos–; una herida profunda que vive en los afiches de las calles vacías donde un clochard ha muerto... Mirad la ventanita de aquella casa oscura; la poseen las sombras de dos cuerpos amándose, de dos químicas pares haciendo la mixtura de todos los humores, cocinándose, ardiendo sin percibir siquiera que la exacta genética dispone sus cadenas con precisión preclara. Mirad aquellas sombras, no necesitan método, pues manda el replicante sobre sus movimientos. Sobran las torías de todos los científicos, huelgan las religiones... Dos seres sin palabras, como sombras, sin cultura quizás –pues da lo mismo–, desentrañan en éxtasis la fórmula imposible de la vida. Mis piernas no responden, y no he amado aún... tan solo fui pa

Hart Crane mira el mar con los ojos cerrados

¡Ah!, la distancia. Alejarse es apartar la mirada mientras el barco se hace un punto inasible... o quizás volver al lúpulo y su sangre. Vivir es una huida constante, un abandono. Alejarse es vaciar la memoria con arcadas... o perderse en la hiel del desvarío. En la borda, el sabor a salitre me llama a ser océano. Valoro la distancia y alzo el vuelo. ••• Hart Crane se arrojó al Atlántico desde la cubierta del buque Orizaba. Fue en el Golfo de México el día 27 de abril de 1932. © luis felipe comendador

Vachel Lindsay entra en el cielo

Caminando tampoco se llega a parte alguna. Yo, que horadé las trochas de la ciudad quemada por el fuego de las luces, que arrumbé mi cuerpo en extraordinarios parajes de Illinois o Nevada, que comí con los pobres ratas sabrosas al amor de la lumbre, que supe del banquete en New York y en Springfield, que vi la muerte en las minas y el dolor en los campos de centeno.... estoy aquí, desnudo, nítido, aguardando el algodón sintético del norte, la lluvia ácida y el viento putrefacto que llega desde desde los puertos con ese hedor a estibadores y a marineros podridos por la sífilis y el chancro. Estoy aquí expuesto al lametón de los maricas, a la mano del sátiro asesino de muchachas, desesperando una muerte que nadie quiere darme, porque no soy el muerto que necesitan, el que buscan. Me presto al coito de los puñales y solo el de la indiferencia me penetra. Me regalo a las balas y todas llevan otros nombres. Yo, que grité en los mercados, en las ferias; que encabecé algaradas, que viví en lo

Florbela Espanca completa su sueño eterno

Todo aquel que es profundamente honesto, todo el que conoce cómo se mueve el mundo y lo abomina, todo el que busca que haya una causa noble ebria de justicia, el libre, el consecuente con sus actos, el que se alimenta de la sensibilidad... todos ellos y cada uno en su piel y su esqueleto son suicidas. Morir no es fácil, no, pero es lo más correcto. ••• Florbela Espanca murió por una sobredosis de veronal en Matozinhos el día 8 de diciembre de 1930. © luis felipe comendador

Ramos Sucre lucha contra el insomnio

Caminar por las noches hasta el éxtasis o hasta la desesperación, derrotando farolas, descaminando aceras y contando los últimos nictálopes hasta el negro total o hasta el dolor del alba. Los gatos son hermosos en estas horas ciertas de minutos larguísimos. Sus ojos desperezan mis instintos más bajos, aunque no soy capaz de desbocarlos. Algún destello a veces de un automóvil mágico y esta soledad única, indescifrable y nítida de segundos eternos que reclama descanso, aunque sea final. ••• José Antonio Ramos Sucre murió tras cuatro días de agonía por haber ingerido una sobredosis de barbitúricos el día de su cuarenta cumpleaños. Fue en Ginebra el día 13 de junio de 1930. © luis felipe comendador

Vladimir Maiakovski muere de revolución

Ya es oyen los cánticos, los gritos, de los pobres del mundo caminando hacia el norte con sus hoces altivas rezumando una sangre burguesa que gotea mansamente sobre sus sucios rostros. Mi corazón cabalga de una extraña alegría, es un timbal siniestro de entusiasmo y de sed. Vienen de Macedonia, del Sahara extranjero, de Corfú, de Aquitania, del mismo corazón de la manzana de cemento donde fueron esclavos. No tienen ideólogos, no quieren. No admiten la política ni el orden. Rugen y arrasan todo, apalean con odio al tirano y a todos sus delfines. Ya se sienten sus pasos como uno. Vienen desde los monzones eternos, desde el volcán de barro, desde los huracanes, y son la muerte misma, una muerte gloriosa y espartana. Tiemblen todos los virreyes, los hombres del petróleo, las sucias alimañas del dinero, los que contemporizan, los de la caridad. Tiemble el mundo entero, pues los pobres se han cansado y no hay armas posibles contra su rabia. Muero de libertad mientras el mundo es un incendio.

Jacques Rigaut funda la Agencia General del Suicidio

La autodestrucción como acto de fe, como bandera, como norte total e inexcusable, como justa rebelión, como protesta, como arma letal contra uno mismo, como risa final, como método justo de vaciarse, como máscara o pose –que es los mismo–, como efecto aceptado, irreversible, como par de la vida, como guerra interior no declarada, como peligro urgente y necesario, como razón del justo y el tirano, como expresión moderna y muy en boga, como lucha interior introspectiva, como forma de crítica al sistema, como terapia absurda y consecuente, como remedio justo contra el cáncer, como claudicación, como mordaza, como final también, como principio... Como negocio, en fin, seguro y cierto. Se admiten asociados en cómodo sistema de franquicia o accionistas solventes sin escrúpulos. ••• Jacques Rgaut se disparó un tiro en el corazón y lo hizo en París el día 5 de noviembre de 1929. © luis felipe comendador

Costas Cariotakis escribe en el Café Celestial

Vuelan los grajos en bandadas hacia los abedules como un velo de muerte; sus graznidos no pueden volar solos, no pueden vivir solos. Miro el Mediterráneo desde el acantilado, el mar, el Mar... pero no veo su fauna, esos seres del agua en constante acabamiento, en eterno final. Soy como un pájaro enamorado del abismo y de las olas; un pájaro sin escamas de pez, sin branquias ni pulmones, un pájaro inexistente que solo sabe caer... y es demasiado. ¿Cómo será la nada del abismo? ¿Cómo será la muerte? ••• Costas Cariotakis intenta ahogarse en el Mediterráneo y, al no conseguirlo, vuelve a su casa, se ducha y se arregla para dispararse un tiro en el corazón bajo un eucaliptus. Fue en Prévesa el día 21 de julio de 1928. © luis felipe comendador

Paco López Merino hace tertulia con Borges y se pega un tiro

Llegamos aquí jóvenes y bellos, con los sentidos ávidos, perfectos; con la miel y el almíbar coronando estas bocas jugosas, hechas para la sal y el abandono. Llegamos desnudos como cuerpos... y poseemos la música, los gestos, las miradas totales. Sabemos enseguida del abrazo y la lágrima, del duelo y de la risa, de la certeza absurda que es la duda constante y sistemática, de las negras cenizas que es el hombre y sus dardos. ¡Ah!, las sombras, maestro, esas sombras que son luz en sus ojos y en sus manos como un libro de arena, esas sombras que vomitan razón y alumbran todos estos muertos tristes que nos hacemos cada cuatro segundos. Llegamos para irnos definitivamente dejando entre los túmulos la triste calavera, unas flores quizás y algunas letras que den calor al mármol y avisen a otras vidas de que lo inexorable respira en cada cuerpo hasta que al fin lo agota. Esta hora es perfecta para el último hálito. ••• Paco López Merino se disparó un tiro en la sien. Lo hizo en el retrete de

Sergei Esenin se ahorca en el hotel Angleterre de Leningrado

Otra vez el espejo... ¿Para qué quiero conciencia? ••• Sergei Esenin se ahorcó en una habitación del hotel Angleterre después de escribir unos versos con su sangre. Fue en Leningrado el día 28 de diciembre de 1925. © luis felipe comendador

Arthur Cravan boxea con Jack Jhonson

El hombre se pierde en el hombre. Otro golpe. Los burdeles se cierran al amanecer como los ojos de las bellas prostitutas que los habitan. Otro, otro golpe. Los amantes se besan en el lecho de un hombre que trabaja en el puerto; la pasión del adulterio desatado. Otro golpe. Si yo fuera mujer, me podría lo físico: lesbiana. Otro golpe, otro golpe, otro. Y el hombre engolfándose en pura matemática, engañándose en números y teoremas absurdos, buscando en el análisis empírico la fórmula de un tiempo que se pierede. Otro, otro, otro golpe –este cabrón es bueno, y su esgrima magnífica–. Ya no veo nada, estoy ciego, nublado, grogui. Las cerraduras de las propiedades de cada uno de nosotros como ojos de vacío, como restos de la vida, como tumbas pequeñas, huecas. El autobús, el coche, las niñas con mochila en las tardes de semáforos ámbar, en agosto el mar, el sueño en lunes, el alquiler sin dinero y sin contrato, las rosas en el jardín buscando la sangre de unos dedos vírgenes... ¡Oh!, Ginsbe

Mario de Sá Carneiro escribe a Pessoa

Aún me miro en el espejo buscándome en el cuerpo que contiene, pero solo me encuentro en los objetos: en el reloj de cuerda, en la camisa blanca recién almidonada por mi madre, en los zapatos negros que brillan como dos coleópteros heridos por los rayos del sol que escupe la ventana de mi cuarto, en el sombrero gris que acota el justo límite de un cráneo... También me reconozco sin dudarlo en ese justo y sobrio decorado que conforma mi espacio: en el galán de noche con mis prendas colgadas como ahorcados, en la cómoda vieja, en el armario... Pero el cuerpo que posa, el que me mira, el que envejece al lado de mis cosas... ese tipo no es yo, no le conozco. ••• Mario de Sá Carneiro tomó estricnina en París el día 26 de abril de 1916. © luis felipe comendador

Georg Trakl se lamenta antes de morir

Cuando la noche apaga los colores mis ojos no sirven más que para el luto y las exequias. No he vivido, y me duele... No he sabido cerrar las bocas con besos ni con palabras dulces, no he gritado mi rabia más que a los espejos, no he paseado los campos, no he libado el néctar del amor ni el de la risa, no he corrido peligros ni el riesgo ha cabalgado por mi sangre. No he vivido, lo sé... Tan solo he muerto. ••• Georg Trakl se administró una dosis de cocaína que le produjo la muerte. Fue en Grdek el día 3 de noviembre de 1914. © luis felipe comendador

Peiu Yávorov se formula una pregunta en Ginebra

Ya no puedo arder más  en esta llama. Nada puede volver. ¿Qué hacer entonces? ••• Peiu Yávorov ingiere veneno y se pega un tiro en la cabeza en Sofía el día 16 de octubre de 1914. © luis felipe comendador

Periclís Yanópulos cabalga hacia Eleusis

Es blanco el corcel de la muerte y veloz como unos ojos. Me lleva en su galope al mar alisando mis cabellos rizados en el Campo de Venus. La tierra son los hombres que la horadan, los que pueblan sus hondas sepulturas con huesos arbitrarios y con flores... pero ellos perseveran en su labor diaria, arañando el horror del desperdicio, descuidados del hálito de muerte que pende inexorable sobre todo. Yo aguanto en mi montura los embates del viento, los esquivo, hasta que estalla en rojos la abrupta costa helénica: Es Ítaca y no duele. ••• Periclís Yanópulos, en las cercanías de Eleusis, monta un caballo blanco a galope hacia el mar; cuando el caballo no pude avanzar más, se apea y se dispara un tiro con su revólver. Sucedió el día 10 de abril de 1910. © luis felipe comendador

Wolf von Kalckreuth escucha a Rilke

Como la vida, amigo, en el árbol florece, así también la muerte conoce la pulsión de sus segundos. A cambio de la herida de tu sien, recibe esta elegía que me pondrá el laurel de tu epitafio. ••• Wolf von Kalckreuth se disparó una bala en la sien junto a su cama en la ciudad de  Cannstadt. Fue el día 9 de octubre de 1906. © luis felipe comendador

Ángel Ganivet se bebe el Duina

Quizás esté lo muerto en nuestra alma, quizás no seamos más que solo muerte, quizás vivir no sea ninguna suerte pues solo en cada muerte hay una calma. Quizás de no morir fenece el alma y por ello la vida alumbra muerte. ¿Por qué no abandonarnos a la suerte del tiempo que nos resta hasta la calma? En este río helado en que me miro podría estar el fin de mi reflejo y el descanso total que necesito. No la horca, el arsénico ni el tiro, jamás la bala... nunca el aparejo; prefiero un trago amargo e infinito. ••• Ángel Ganivet se lanzó dos veces al río Duina... la primera pudieron sacarle del agua. Sucedió en Riga el día 29 de noviembre de 1898. © luis felipe comendador

José Asunción Silva se hace dibujar un corazón en el pecho

Conociendo con precisión exacta cada punto vital y rodeándolo con una diana cierta, tendré siempre constancia de que la muerte habita donde la vida late. Dibújeme, doctor, un corazón gemelo al que mi pecho encierra, y hágalo en el lugar justo que ocupa. No soy buen tirador, usted me entiende. ••• José Asunción Silva se disparó un tiro en el corazón, sobre el que se hizo dibujar un corazón par por su médico. Colocó una esponja entre la camisa y su cuerpo para no manchar su traje. Sucedió el día 14 de mayo de 1896 en Bogotá. © luis felipe comendador

Antero de Quental sufre una crisis de histeria en Coimbra

¿Cómo querrá la muerte mi alma, si está muerta? ¡Qué avidez por mi cuerpo deslavazado y seco! ¿No es el alma el botín?... ¡si yo no tengo! ••• Antero de Quental murió de dos disparos. Sumano apretó el gatillo. Fue en Punta Delgada el día 11 de septiembre de 1891. © luis felipe comendador

Gérard de Nerval pasea por los bosques de Valois

La mañana era extrañamente fría y Nerval dialogaba con la nieve: «Ahorcarse con el sombrero puesto es burlar a la muerte de dos formas... lo mismo un día de estos le hago un quiebro». ••• Gérard de Nerval apareció muerto en la nieve de París el día 26 de enero de 1855. © luis felipe comendador ••• Gérard de Nerval se promène dans les bois de Va lois. Le matin était bizarrement froid et Nerval conversait avec la neige: "Se pendre, son chapeau sur sa tête c'est doublement mystifier la mort... peut-être qu'un de ces jours je lui ferai un écart". ... Gérard de Nerval fut retrouvé mort à Paris sous la neige le 26 janvier 1855. © luis felipe comendador • "Paradis du suicidé". Traducción al francés de Sinda Pino

Thomas Lovell Beddoes viaja en tren hasta Göttingen

Tiéndete por si fuera el final mientras los campos pasan rizados del barbecho y amarillos. Tiéndete desnudo, con los ojos cerrados, para esperar que el mundo estalle y te elimine. No luches, guarda tu aliento para la belleza última del caos. Y si el tiempo final se demorase, liba este amargo arsénico que te pongo en el vaso. No merece este mundo más que el tosco volumen de tu cuerpo. ••• Thomas Lovell Beddoes murió por ingestión de veneno después de haber perdido una pierna en un intento de suicidio anterior; lo hizo el día 26 de enero de 1849 en Basilea. © luis felipe comendador

Kleist atraviesa el corazón de Henriette mientras ella sonríe

Solamente hice versos en mi vida, versos llenos de mí, pero vacíos. He sufrido hasta el éxtasis y solo este poema, como un tiro, es capaz de sumar. Sonríe mientras el arma apunta tus últimas ideas en su pólvora... ... y espérame un minuto antes de irte. ••• Heinrich von Kleist se disparó un tiro en la boca después de disparar sobre su compañera Henriette el día 21 de noviembre de 1811. Lo hizo junto al lago Wannsee, © luis felipe comendador

Karoline Günderode hace el amor con Creuzer por última vez

Adiós a todo digo, a todos, pues creo que adonde voy no hay ni recuerdo. Me quedo del amor el sabor de unos besos hechos de vino añado y saliva cremosa; del llanto, con las lágrimas que me tragué, amargas como limones verdes; de la risa, con tus ojos mirándome admirados, preguntando a mis ojos; del mundo y sus misterios, me quedo con el aire que transporta el olor de la carne que arde... Y no mires atrás cuando me vaya, no mires a los besos que se pudren en mi boca, no a la piel que abandonaste limpia, no a los ojos abiertos, no al vértice. Derrota a tu naufragio y olvida ya esta nave que ni pecio será con unos años. ••• Karoline Günderode se clavó un cuchillo en el corazón y se lanzó al Rhin el día 26 de julio de 1806. © luis felipe comendador

Thomas Chatterton conversa con T. Rowley

El dardo de la muerte rozó mi frente esta mañana buscando un corazón que atravesar y no fue el mío. No sé a qué criatura se llevó con la Parca, pero el silencio se hizo en mí durante un tiempo. Mira ahora, mi amigo, cómo la luz repite su función más diaria entre los soportales, cómo el gentío arma su labor y los cobros sin percibir siquiera el vacío tremendo que ha dejado este dardo en mi garganta. La rutina y sus usos son un túmulo abierto, y sus fauces voraces mastican el secreto de esta nada terrible hecha de soledad. Hasta el Sol se desploma de tanto gris, y ya no sé qué hacer, si luchar por la luz o buscar ese negro natural, infinito... que contraste con todo como un espejo opaco enfrentado a una piel. Existir es no estar, pero que alguien te nombre o que grite que el dardo de la muerte laudánica te atravesó la seda suave del corazón. ••• Thomas Chatterton se envenenó con arsénico en una buhardilla de Londres el 25 de agosto de 1770 © luis felipe comendador

Liminar

Se riza el cuerpo en pura histología: la dermis, la epidermis, la célula primaria imperceptible al ojo, la grave microflora que limpia el intestino, el tendón como un arco, el músculo abultando su belleza... Se riza el cuerpo por sus nervaduras y es electricidad también –no solo química–, y es universo entero disperso y uno. Es voluntad unánime de toda su materia desde el más leve tic hasta el beso buscado. Verlo morir es bello, como sentirlo vivo.

El frío

El vaho nos saca el frío, y en los riscos de carne se blonda el vello virgen como en un sobresalto. Tener alas ahora sería imprescindible para poder migrar a esas islas vehementes donde el azar son grados. Túmbate sobre mí para que te sopese y aprenda que tu abrigo late a la par exacta que mi cuerpo tirita. Descubre sobre mí que el calor se conserva y argumenta una hipótesis de esta celebración, de este altar, de esta tíara.

Como las jarras de Morandi

De este frío, los cuerpos anudados buscándose en las ruinas del blanco silogismo, sabiendo del revés el laberinto y echando el ancla blando en el guarismo cónico que es sima. Se apresan, se enderezan y retuercen exprimiendo el calor que llevan dentro como un zumo de bayas o un silencio. Se los oye jadear en lo nocturno y son como las jarras de Morandi sobre una mesa siena, inescrutable. Son escuetos, pues hacen una sombra, aunque son dos collares de vértebras trabados en la danza de su misa buscándose el calor buscándose el calor buscándose el calor… Tanta intemperie, a veces, es bálsamo y no daña.

Mirándote

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Mujer dormida

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Apunte mujer de espaldas

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Entre manchas

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Mujer apoyada

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Perfil marcado

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Sentada

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Lectora

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Torso

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No pasa nada si a mí no me pasa nada

La vida te va quitando en la medida en que te va dando. Pura justicia del equilibrio. La verdadera soledad aparece cuando te percatas de que estás hablando solo. El terror nace cuando te preguntas si el amor es lo mismo que la fidelidad. El hombre impasible nace de la superación de la conciencia. La conciencia guarda la superstición para cuando el hombre no encuentra justificaciones. Para amar hay que tener tiempo. El poder es tan parecido a la belleza, que algunas mujeres a veces los confunden. Lo que contiene potencia creadora –la poesía, por ejemplo–, no puede ser jamás historia, ya que en su recepción se recrea. No soporto a los que mezclan la religión con la poesía. La primera es una deformación y la segunda es una elevación. El camino es lo ya pisado, pues lo demás no existe. Terminar de amar es empezar a conocer La realidad de lo eterno se llama 'ahora'. Si decides enamorarte, hazlo de tu idea de mujer y no de otra cosa. ¿Era la palabra de dios o el dios de la palabra? P