Karoline Günderode hace el amor con Creuzer por última vez

Adiós a todo digo,
a todos,
pues creo que adonde voy no hay ni recuerdo.

Me quedo del amor el sabor de unos besos
hechos de vino añado y saliva cremosa;
del llanto, con las lágrimas que me tragué,
amargas como limones verdes;
de la risa, con tus ojos mirándome admirados,
preguntando a mis ojos;
del mundo y sus misterios, me quedo con el aire
que transporta el olor de la carne que arde...

Y no mires atrás cuando me vaya,
no mires a los besos que se pudren en mi boca,
no a la piel que abandonaste limpia,
no a los ojos abiertos,
no al vértice.

Derrota a tu naufragio y olvida ya esta nave
que ni pecio será con unos años.

•••

Karoline Günderode se clavó un cuchillo en el corazón y se lanzó al Rhin el día 26 de julio de 1806.

© luis felipe comendador

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