Thomas Lovell Beddoes viaja en tren hasta Göttingen

Tiéndete por si fuera el final
mientras los campos pasan
rizados del barbecho y amarillos.
Tiéndete desnudo, con los ojos cerrados,
para esperar que el mundo estalle
y te elimine.
No luches,
guarda tu aliento para la belleza última del caos.

Y si el tiempo final se demorase,
liba este amargo arsénico que te pongo en el vaso.

No merece este mundo
más que el tosco volumen de tu cuerpo.

•••

Thomas Lovell Beddoes murió por ingestión de veneno después de haber perdido una pierna en un intento de suicidio anterior; lo hizo el día 26 de enero de 1849 en Basilea.

© luis felipe comendador

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