Costas Cariotakis escribe en el Café Celestial

Vuelan los grajos en bandadas
hacia los abedules
como un velo de muerte;
sus graznidos
no pueden volar solos,
no pueden vivir solos.

Miro el Mediterráneo desde el acantilado,
el mar,
el Mar...
pero no veo su fauna,
esos seres del agua en constante acabamiento,
en eterno final.

Soy como un pájaro enamorado del abismo
y de las olas;
un pájaro sin escamas de pez, sin branquias ni pulmones,
un pájaro inexistente que solo sabe caer...
y es demasiado.

¿Cómo será la nada del abismo?
¿Cómo será la muerte?

•••

Costas Cariotakis intenta ahogarse en el Mediterráneo y, al no conseguirlo, vuelve a su casa, se ducha y se arregla para dispararse un tiro en el corazón bajo un eucaliptus. Fue en Prévesa el día 21 de julio de 1928.

© luis felipe comendador

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