Catulo habla a los jóvenes poetas

No hartarse de leer
nunca,
jamás,
tampoco.
No imitar con descaro
la poesía de otros.
No escribir lo que piensas
que otros quieren que escribas.
No dejarles tus versos
a poetas amigos
mientras estén inéditos.
No criticar a críticos
que puedan serte útiles.
No poner nunca pegas
a poemas nefastos
de los poetas popes.
No presentarse a premios
de quinientos talegos para abajo.
No presentarse a premios
de quinientos talegos para arriba.
No presentarse a premios.
No ser, en modo alguno,
de tradiciones necias
que le pongan un marco
a tu poesía.
No escribir en los bares.
No escribir nunca a máquina.
No escribir.
No beber bourbon malo
ni ginebra sin marca conocida.
No serle fiel a nada,
ni a ti mismo.
No escribir con catarro
ni con esa resaca de los lunes.
No hacer uso ridículo
de recursos lingüísticos pedantes.
No hacer poesía angélica
pensando que el lector es gilipollas.
No tomarse las cosas tan en serio
que parezca que va la vida
en ello.
No ser un petulante
ni un estúpido.
No comer con las manos
tostón frito
después de una lectura.
No firmar los poemas
con tu nombre
seguido de la fecha:
es pedante.
No romper nunca nada,
pues el pasado es siempre
un referente.
No creerte ese dios
que nunca fuiste
ni serás de seguro.
No escribir de la Virgen,
como hacen algunos poetas
que conozco.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Poesía... ¿originalidad o personalidad?

Un poema ciático.