Esenin y Maiakovski diseñan su suicidio

La fiera color malva
nos vigila distante
desde esas sucias caras
de pobres proletarios.

¿Qué derecho nos da
ser la revolución en verso escrito?

¿Qué muerte merecemos
por el engaño al ciego
que no ve y que no piensa?

¿El nudo en la garganta
o la pistola?

¿La palabra medida
o la simple soflama?

¿Acaso no es suicidio
este exceso de revolución
no contenido?

Bebamos, Maiakovski,
bebamos hasta el alba.

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