Nada acaba

No sentir más allá
del momento
para que se concrete todo
con la definición justa,
para que el cuerpo avise
de lo exactamente acabado,
de lo que tiene márgenes
y, por tanto, es conocimiento.
Pensar sólo en que el camino
no tiene veredas
y termina en la casa
porque en ella empezó.
Admitir simplemente
que hay un fin y un principio,
que cada acto termina
a la par que otro empieza
porque no puede haber
silencio en la palabra
ni el embalse soporta más agua
que la que ha de tensar su superficie.
No arder en cada gesto
es ser superviviente,
pero también fracaso.

La lucidez es hielo
que quema y se deshace.
La lucidez es muerte
porque es final, ocaso.

Alguna vez dije «ya basta»,
pero sucedió el tiempo.

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