Cuando canta la chicharra

Porque te asusta la vida
pero la muerte no,
tocas el filo,
lo recorres con ímpetu,
te aprietas sobre él
y nunca cedes
sino ante la caída
brutal de todas tus constantes
vitales
o porque simplemente
ya no das más de sí,
pero no importa.

Cuando todo se resume en sudor,
huelgan las lágrimas.

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