La persecución de Aurelio

Las huelgas del textil
eran nombres con domicilio
y una cruz en el margen.

Yo no supe jamás
por qué me ardía la pasión
cada vez que la radio
daba nota encontrada
de aquellas voces quietas,
calladas por el régimen
con sus hordas de grises
inflamados de Patria.

Las huelgas del textil
eran mis vacaciones,
las mejores películas
de Maciste o Fantomas
no me encendían tanto
como aquellas batallas
perdidas de antemano
que libraban obreros
sin nombre ni esperanza.

Quizás un homenaje
perfecto a aquella gente
sea recordar ahora
las huelgas del textil
como bandera
o nada.

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