Cada uno debe aceptar su destino

Estar triste, sin más, cómodamente,
sentado sobre el trono solitario
sin ser capaz de armar el justo horario
que me aparte de ser cuerpo presente.

Estar triste del suelo hasta la frente
siendo lento pesar, cruel corolario
de un día aciago, gris, aniversario
de otro día pagano e impotente.

Que se me muera el ave entre las manos,
que el cielo se derrumbe, que las bombas
caigan con ese azar de muertos vanos,

que ruja el huracán y entre sus combas
de viento y agua atine mi tristeza
a tornarse esperanza o cruel certeza.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Poesía... ¿originalidad o personalidad?

Un poema ciático.