Las generosas proporciones de la estanquera

Era lo que se dice
de carnes generosas,
un algo a contratiempo
en aquella escasez
que no rozó al deseo.

Soñé con ella tanto,
que se me adelgazaron las muñecas
y el músculo se me hizo adolescente.

Hoy me río
de lo que entonces se quedó en las ganas.

Quizás fuera que el hambre
me confundió el ardor
con un deseo caníbal.

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