Me adaptaré a lo que venga

Cuando te echaba de menos
sobre el papel o la cama
mi frente era vulnerable.

Tosía tu voz
y yo era la casa
donde hay un tendedero
lleno de ropa blanca
y algo de amor que planchar.

Cuando me faltó el grito
del compañero armado,
el valor se hirió
de unas alas grises
para hacer su cortejo
en nidos alejados,
ya no en el mío.

Cuando el hambre,
supe que ser coprófago
no es nada delicado,
pero ayuda.

Ahora digo sí o no,
según convenga
al gesto
del que mira a mi cara;
si llueve,
mojo mis pantalones
para mimetizarme con la lluvia;
si las balas silban,
sigo su trazada
y me escondo en su rastro.

Me adaptaré a lo que venga
para seguir viviendo.

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