La Marsellesa

Han llegado nuestros días,
pues la patria rinde odio
a otras banderas.

Si me ves airado
arengando a la gente,
vociferando signos
como metralla o carne,
no intentes resolverme
con tu mirada práctica.

Escóndete o regaza
las mangas de tu blusa
y sígueme hasta el nido
de la brasa que incendia.

El tiempo de los héroes
no entiende de lo útil,
pues precisa su acento
en el cuello y las vísceras.
No intentes entender
lo que debe venir,
porque nunca la mano
preguntó a la cabeza.

Llegaron nuestros días
y es preciso quemarlos
hasta que sean ceniza
o el detritus mejor
para que crezca el álamo.

No te obligo. No quiero
más que pienses si el horizonte debe
ser sendero o fracaso.

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