El café de Rick

Desterrado en este cuerpo extraño,
lúcido como nunca,
insatisfecho,
busco un sur que llevarme a la boca,
una saliva ajena,
un gesto
en el que revolcar
la esperanza que no tengo.

Es el tiempo de la conciencia
el que me abate.

Miro con suciedad
y veo el mundo nítido y contrastado.
No siento
y presiento el ataque voraz
de exactos adjetivos.
Rumio un permanecer
y un hálito de víctima
enreda en los rincones.

Sin cuerpo bajo estos hombros
caídos como sauces
tan sólo la conciencia
puede armar estrategias
o perpetrar un llanto.

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