La sonrisa sardónica de Welles

Sonreiré en lo oscuro
porque mido mis pasos
y sé sencillamente
que sólo yo me basto
para parar el mundo.

Mío es el sí y el no,
pues visto ya el sudario
y no me importa nadie.

El azar de la lluvia
queda para el gentío.

Yo soy quien pesa la mercancía,
el que decide el precio
y también el que paga.

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