Simone Weil

Mi última lectura ha sido estupenda, un librito de segunda mano que pillé hace unos meses en Madrid por 1 euro [‘Pensamientos desordenados’ , de Simone Weil, publicado por editorial Trotta en 1995] que me ha llevado a investigar sobre su autora y a empaparme de todo lo que he encontrado sobre ella en la red… Con su cosita ‘cándida’ de que hay que tener alguna doctrina para no ser engañado por las falsas doctrinas, con su aquél de que el lenguaje aprisiona a las mentes, con su verdad de que lo alegre solo está en el plano de lo imaginario, con su impresionante teoría de que el arte consiste en construir y abstenerse de destruir, con ese aforismo magnífico que dice: ‘El fuego destruye lo que le alimenta’… He dejado el libro lleno de comentarios anotados con prisa, de admiraciones y de interrogaciones… y he llevado a mi cuaderno un montón de frases suyas con el fin de trabajar con tranquilidad sobre ellas… Pero lo que más me ha alegrado ha sido descubrir gracias a Simone que si indago en mi interior voy a encontrar que ya poseo todo lo que deseo, que lo deseado está en mí porque, igual que decía Kierkegaard que cualquier artefacto que lanzas al mundo vuelve a ti [idea que anoté hace unos días en estas mismas páginas]… Mi deseo parte de mí y vuelve a mí porque está en mí. Es complicado, pero analizándolo despacio llegas a bellas conclusiones que te animan [de ánima] e incluso llegan a convencerte de algo tan útópico, bello e irreal como que no necesitas a los demás para colmar tus deseos.
La realidad es que este tipo de textos hacen que mi cabeza se mueva, son como esos ejercicios matinales que oxigenan y te ayudan a comenzar cada día con sensación de energía renovada [ejercicios que, entre nosotros, yo nunca he practicado por pura pereza]. Acceder a este tipo de textos me despierta la curiosidad y me lleva a buscar explicaciones [casi siempre peregrinas] que van llenándome el tiempo aparcado y le van dotando de cierto sentido.
Sé que no llegaré jamás a conclusiones impresionantes, que no seré capaz de armar ni una sola idea nueva… pero me hago ilusiones pequeñas que son como esas galletitas saladas que te hacen pasar la mañana tranquilo hasta la hora justa de la comida.

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