Hobbes

La idea del individualismo que alumbró Hobbes ponía a la sociedad en un lugar que me gusta: «La sociedad es simplemente un instrumento que nos ayuda a proteger ciertos derechos y a producir algunos bienes en mayor cantidad». Sé que la proposición peca de simplista y, por tanto, admitiría millones de argumentos en contra, pero me gusta a rabiar. El individuo como responsable íntegro de su moral y su ética, generador de derechos y usos, y generador de una secuencia de libertad [o hacia la libertad] que muy bien podría entroncar con la idea de «hombre» como posibilidad única y lanzado a la vida. Hombre para escojer y decidir, para avanzar o retroceder... y nunca «hombre» en función de lo social, sino en función de lo individual.
Desde esta persepectiva –bastante más trabada, por supuesto– deben desaparecer los valores preestablecidos y fijados por el pasado social y ser enunciados de nuevo con la magnífica capacidad de ser susceptibles de los cambios –por razón demostrada– que les apliquen los individuos. Es decir, llegar a definiciones flexibles en cualquiera de los valores que se tomen, tales como, por ejemplo, la moral, la política, la ley... consiguiendo eliminar la rigidez conservadora que lleva inexorablemente al anquilosamiento de lo social por la justa parálisis del individuo sometido a ella.
No servirían entonces las absurdas decisiones basadas en los percentiles, en las medias y las modas, con lo que se caerían de raíz bastantes «paraciencias» –léase la psicología, por ejemplo– y se daría vía libre a la conformación de nuevos parámetros en cualquier estadio del conocimiento humano y de la interrelación entre individuos [tú y yo, individuos afectados por un problema, sosmos capaces de arbitrar las normas a las que queremos someternos sin considerar el acuerdo genérico social... y lo hacemos libremente sabiendo que no perjudicamos a otros individuos que desean regirse por esa norma... y lo hacemos sin temor porque el individuo está por encima de la sociedad siempre que no interfiera de forma negativa en otra individualidad].

Comentarios

Entradas populares de este blog

Poesía... ¿originalidad o personalidad?

Un poema ciático.