A «pensar» se aprende

A «pensar» se aprende, y el modelo de pensamiento de cada individuo tiene mucho que ver con sus maestros y con su entorno. Y cuando se aprende a pensar, ese proceso modula el comportamiento de cada uno con dosis de riesgo, temor, placer... El problema llega cuando te planteas si el pensamiento te domina o eres tú quien lo modula y lo maneja. Yo creo firmemente que el pensamiento hace con cada uno lo que le da la gana, poniendo barreras donde no las hay o no sabiendo sujetar cuando ha de hacerse. De ahí la importancia de la moral, bien o mal entendida, como alimento durante el periodo de aprendizaje. En fin, que admito el total alienamiento al que me tiene sometido mi pensamiento, enterrándome en tonterías, en normas autoimpuestas y puestas por los demás, el planteamientos peregrinos del amor y el sexo, de la violencia y la tolerancia, de la risa y el llanto. La lucha imposible, ahora, consiste en volver a convertirme en un hombre primario que sólo sepa moverse por estímulos de placer o dolor. Hacer sólo lo que me guste y apartarme de lo que me produzca la más mínima molestia. Sería lo ideal.

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