La universalidad de lo individual

Cuando el pocholo Baudelaire andaba a la greña simbolista metiéndole misterio a lo suyo, no sabía que un tal Moréas iba a definirlo como «Ennemie de l'enseignement, la déclamation, la fausse sensibilité, la description objective» en una suerte de manifiesto grandilocuente que poco tenía que ver con la justa realidad y tendía a separar a las gentes de pluma o/y pincel en apartados estanco que nos traen a un mondongo día de hoy en el que nadie sabe dónde está, de dónde viene o hacia dónde camina con sus pasos pictóricos o literarios.
Sí, bien, de acuerdo... eran tipos interesantes [todos, coño, todos... los simbolistas, los materialistas y sus consiguientes putas madres... todos]... y el pocholo Baudelaire se quedó como pasmado, con una cara de zangolotino que se nos ha quedado puesta para siempre a los que, después de leerlos y disfrutarlos con la vista, nos ha dado por andarnos la vida con estos remilgos creativos.
El arte y la literatura son eso: arte y literatura, sin más pollas en vinagre, sin más milongas estatutarias que sólo sirven para hacerle la minga un lío a los que estudian y subirles las crasas nóminas a los que enseñan.
Voy a tener que hacer un «manifiesto» por la universalidad de lo individual en las artes y las letras, que cada uno es cada uno y seis son media docena.

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