Cuando aprenda a borrar las ventanas

Cuando aprenda a borrar las ventanas,
robaré de tu valija todas las prendas íntimas
para olerlas despacio
y volver a recordar las uvas negras,
el agacharse bajo la mesa para buscar tus piernas,
la tentación que roe todas las partes blandas,
el deseo de sábanas revueltas
y ese herniado buscarte en los cuartos oscuros.

Seré entonces el huésped solitario de tus cosas…

me pondré tus anillos sobre los labios húmedos,
los colgantes serán para mis muslos liebres,
tus bragas con sus blondas serán piel de repuesto
y tu falda marrón será un río navegable
que habrá de remansarse
en las bellas marismas de la pelvis.

Me faltará el sabor de tu sudor de anoche,
el olor de la incómoda muerte de tu espalda,
la saliva corriendo por mis hombros
o ese tacto de juncos de tus pulpos…

Cuando aprenda a borrar las ventanas,
el lodo hará aquí un cráter,
justo en el centro nómada
que me late
y no sacia.

Comentarios

  1. ¿por qué será que cuando leo los versos cuadrados en renglones, me suenan tan distintos?
    igual de hermosos
    pero tan
    distintos

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  2. Encuentro en tu poesía un estallido del eros en la calma, como si el deseo estuviera al borde siempre de un límite que lo contrae y lo deposita en el objeto: restos de ropa tirada en el suelo de una habitación donde la ausencia del otro lo ilumina todo, también lo que se escribe. Me gustó mucho. Un abrazo

    ResponderEliminar

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