No  es colirio,    pero encierra lepantos en sus ojos de azufre,    cadáveres flaquitos en sus labios de crema,    ancianos persas en sus cabellos líquidos    y una punta de lápiz en su voz de pantera...      se afila por las noches    y dibuja en mi centro colibríes rizados    que vuelan sin moverse    frente a mis ojos lánguidos...      luego muda, harta de ser crisálida,    y echa vuelo indeciso hacia todo lo incierto...      y el viejo sigue como la muerte, al acecho...    y obstante  hoy no es obstáculo,    ni plétora  supone exceso alguno...      como silbar...      y yo juego a exprimirla con los dedos,    con los ojos cerrados,    con las uñas lamidas y dañadas...    juego a sacarle el jugo como a una fruta nueva...    y rezuma vasitos de licor,    claraboyas altas,    espejitos de plástico,    diminutas lombrices de tierra    y un trago de Cointreau que se hace ar...
 
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