DÍGASEME

Dígaseme al oído y en francés
o con el roce leve de unos labios
o con la mano presta en gestos sabios
o con el peso justo en mi altivez…

Pondráseme rubor en la mi tez
y nervio en el gañán de los agravios
y ansiedad calentita en los diarios
compañones que esconden mi vejez.

Y todo por ser carne presa y prosa
que juega a retorcerse sin maldad
con otra carne par, quizás más rosa,

quizás más delicada y glamourosa
que la que pone en leve vanidad
a un verso que nació para otra cosa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Poesía... ¿originalidad o personalidad?

Un poema ciático.