DEBO CALLAR AHORA

Debo callar y emigrar a climas más propicios,
a tierras en las que el sol apenas asome entre las nubes
y el hacer sea un gusto que no puedan sentir ni los cercanos.
Debo irme de aquí y dejar lo que tengo
para que otros lo peleen y lo traguen con ganas,
porque a mí ya no me gusta estar así,
ni aquí.
Debo marcharme solo,
desprendido de cada una de las cosas
y de cada una de las personas que se aferran a mí
con sus anzuelos.
Debo huir de las caras conocidas
y buscar abedules entre la lluvia fría
porque nada es aquí ya suficiente.

Buscar un vientre nuevo
donde verter el zumo y acostar la cabeza,
unos brazos distintos que sepan recibir,
unos muslos que aprieten
y un no saber quién soy.

He de irme sin nada,
incluso sin memoria.
Desnudo, igual que llegué aquí,
siguiendo los azares de las aves que migran,
siendo una más de ellas
al sopesar lo incierto, al gozarlo,
al temerlo.

Hay un resto en mi carne
pertrechado de pájaros
con su método a punto,
con su norte dispuesto,
con su prisa pendiente,
con su ardor por partir.

No te vengas, no quiero,
aunque yo te lo pida…

Quizás regrese un día…

Quizás no.

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