Y EN LA ALFOMBRA DEL CAMPO...

Y en la alfombra del campo
hacer el engrudo y buscar el contrapeso,
descalzarme
y tomar mis pies entre las manos
para sentirlos inembargables,
y lanzar el boomerang del grito
para que el eco administre y yo especule.

Una mujer tendida sobre este otoño debe ser gloria pura,
una mujer dejada de sí sobre el manto de hojas
siendo la verdad y el pleonasmo,
indiferente a los ojos,
alzada como un panal sobre el mullido,
muro de incontinencia y suelo mismo.

Una mujer sin techo sobre sus senos,
pura y blanda,
ofreciéndose con mechones y muslos a las tres abubillas de los plátanos
con su cuello de oca,
una mujer como sin huesos,
pero con hijos escondidos hechos de balbuceos en sus entrañas rojas.

Serena mirará cómo se gesta el cambio de este otoño de lenguas,
verá que se refugian las hormigas bajo su sombra explícita,
buscando en el calor el almanaque de primaveras próximas.

Trillar a esa mujer es rol de dioses,
porque acabará en humus
y habrá de ser subsuelo bajo el suelo…

Comentarios

  1. Me gusta mucho este otoño.
    ¿No debería decir: una mujer tendida debe de ser gloria pura (más de probabilidad que de obligación)?

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