Pire que le méchant soldat

Pire que le méchant soldat
Peor que el perverso soldado


Vosotras, calles tristes,
meadas calles muertas
que arropáis las pisadas de solos traseúntes,
permanecéis tendidas a pesar de los muertos,
a pesar de la lluvia
para ahorcarme el recuerdo con esa soga vuestra,
hecha de asfalto negro.

La brea digerida que os hace,
la huella de algún coche,
el incendio amarillo en las aceras...

Vosotras, calles últimas de gangrena apagada,
hacéis mi soledad intransitable...
Y yo odio ese ámbar viejo robado a las farolas,
el porte pordiosero de vuestra sombra estrecha,
el desorden de ciénaga que sois todas las noches.

Quisiera destruiros, porque nunca supisteis
mantener indeleble la huella que os hizo
ser mis calles,
las suyas...

¿Será que la conciencia
envejece también,
como mi cuerpo?

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