Arder

Arder... 
y que no se parezca nada a nada... 
o que llueva de pronto 
como en las selvas violadas, 
o que aparezca un ángel exterminador 
y se juegue al julepe su espada tanatoria...  

Arder y que se vea que arde, 
que se aprecie el desnudo a simple vista 
y nada pueda ya sujetarse 
a salientes antiguos ni exista cordada cierta...  

Arder y que todo sea nuevo, 
distinto, moldeable... 
que todo sea como empezar un pan recién hecho 
o dar ese mordisco glotón a la manzana nueva...  

Arder y que empiecen a cambiar los parámetros, 
que la unidad sea otra, 
que el paradigma no conozca algo previo y ya probado...  

Arder y que el latido vuelva 
a ser el metrónomo del tiempo que ha de hacerse a dentelladas.

Las causas no vendrán de sus efectos, 
como ahora... 
vendrán como recién paridas, 
con un pasado amniótico tan solo 
y un futuro perfecto.

He comenzado camino otra vez 
y quiero ser la llama viva, 
el cordón de seda que se sujeta al vientre, 
el par de casi todo 
y el impar absoluto de cada ingratitud... 
quiero ser el que abra la trocha a dentelladas, 
el que dé el primer grito por cada latido nuevo, 
el que remeta las sábanas cuando ya todos duermen... 

dueño de mí hasta para el fracaso... 

si es que llega.

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