Al vertedero
Estoy muy sinjuglar esta mañana,
muy Capone de cuello para arriba,
bastante samurái si se me mira
la tonsura silvestre
de mi miga...
estoy muy panadizo de moyera,
incluso fanfarrón si me observases
con ojos distintivos y secuaces,
Galileo dormido y calavera...
estoy propanfletario,
desdiscreto,
protestante sin dios que echarme al hombro,
Calígula menor,
purito escombro
del escombro que ayer dejé en mi puerta...
estoy puro menino,
con caderas de alambre y almidón,
gatoporliebre,
comen sin su dador,
fiebre sin fiebre,
sordo entero sin sor,
sheriff con herpes...
estoy como me gusta estar ahora,
pensando en Tombuctú con un cigarro
colgado de la boca
y una Coca
caliente de esperar mi sed de barro...
bogando en caballito de totora
por un mar inconcreto,
mirando a los pelícanos caretos
buscar peces a tientas en las olas...
estoy puro parchís
-me como todo-,
purito abracadabra de escritorio,
músico de big band sin repertorio,
desveranado entero
y juantenorio...
estoy con una mosca que me jode
sin saber que yo cazo a mano abierta
–entró hace ya tres días por la puerta–,
con un boli que escribe cuando quiere
y un singanas brutal que me desbebe...
estoy cuerpopresente,
pura alfombra
para limpiarse justo antes de entrarme,
quebradito del centro,
cojitranco,
Quevedo al caminar
y malsentado...
estoy para que me hagan cariñitos,
mimoso de llorar en un regazo,
meñique entero,
golosito,
momo,
y hasta santo con vela y monedero...
estoy hasta los huevos,
y no es raro,
pues aún son dos de dos
y no se entienden,
pero están,
que ya es algo entre los algos...
Estoy para que me aten...
lo asevero...
para que me aten bien...
y al vertedero.
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