Joan Mirande estercola una bugainbillea
A los violentos abertzales.
Acotar el terreno con la voz,
con palabras usadas sin más razón
que el mercadeo diario,
y luego hacer idioma del balbuceo aquel
y llenar mil papeles con sus signos.
Después literatura,
luego algún manifiesto,
ciertas leyes,
quizás algún prospecto
que sirva de ideario...
y unas armas
con las que defender
lo indefendible.
Morir matando
no puede ser suicidio.
•••
Jon Mirande tomó una sobredosis de barbitúricos en París la noche de Navidad de 1972.
© luis felipe comendador
No creo que existan razones por las que morir, pero es seguro que no existen razones por las que matar...
ResponderEliminarMe gusta tu blog.
Un saludo
va a sonar terrible y estúpido y naif y derrotado o victorioso o artificial
ResponderEliminarhay mil razones para vivir
lo que se traduce en mil razones para morir
lo que se traduce en mil razones para matar
la cuestión será elegir, a lo mejor