No es colirio, pero encierra lepantos en sus ojos de azufre, cadáveres flaquitos en sus labios de crema, ancianos persas en sus cabellos líquidos y una punta de lápiz en su voz de pantera... se afila por las noches y dibuja en mi centro colibríes rizados que vuelan sin moverse frente a mis ojos lánguidos... luego muda, harta de ser crisálida, y echa vuelo indeciso hacia todo lo incierto... y el viejo sigue como la muerte, al acecho... y obstante hoy no es obstáculo, ni plétora supone exceso alguno... como silbar... y yo juego a exprimirla con los dedos, con los ojos cerrados, con las uñas lamidas y dañadas... juego a sacarle el jugo como a una fruta nueva... y rezuma vasitos de licor, claraboyas altas, espejitos de plástico, diminutas lombrices de tierra y un trago de Cointreau que se hace ar...
Gracias por tu visita a mi rincón y de paso pedir permiso (a toro pasado) por mi atrevimiento (al menos espero haber acertado en la elección)
ResponderEliminarAl tiempo he descubierto tu blog y me añado con placer como seguidor.
Gracias.
Max.
Me ha gustado mucho este poema.
ResponderEliminarUn saludo,
Oceano
Hermosos haikus! te sigo
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