Carne

Somos carne que acontece y se traba,
que a veces se divide o descansa
como las jarras de Morandi,
carne roja que poco tiene que ver con la vida que llevamos
o con la lógica absurda de los días urbanos…

somos carne tapada por el fieltro
o el algodón tintado,
carne sin demasiada importancia para quien la trafica,
carne tierna a veces
y también bien servida en la pose simétrica de los banquetes…

somos carne ensayada y también débil…

carne que toma asiento y sorbe un café
o se detiene en unas líneas,
carne pasada que se pudre sin más una tarde de otoño
y se amontona en el seco tictac de los relojes,
carne que hizo lo que pudo
y administra las muertes de los significados…

carne sin más misterio que ese azar que cubre lo impalpable,
carne como un vuelo de pájaros
que apenas reconocen el último árbol suyo,
carne que fuera intacta un día
y que ha sido escrita por otras carnes pares con embriaguez de lirios y promesas.

Las rosas del jardín posan espléndidas
y hay un bistec de ayer en la nevera.

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