Bernardo di Bernardino Baroncelli

¡Glup!...

desde este vuelo no me está permitido hablar,
ni reír,
ni blandir,
ni besar,
ni morder,
ni comer,
ni dormir,
ni desperezarme,
ni follar,
ni roncar,
ni fumar,
ni beber,
ni acariciar,
ni sentarme,
ni correr...

pero el hambre sin par de insentirme flotar...
y esta erección final...
y el orín en mis pies...
y la mosca ritual que desova en mi piel...
y el palor de mi tez...
y la lengua alocuaz que se burla sin sed...
y los ojos clavados como los de aquel pez entre el hielo picado...

El nudo que deshace una mano miedosa
me transformará en cosa.

Me poso,
reposo...

vuelo raso.

Comentarios

  1. acaso es la muerte anulando tus sentidos?...muy tragico,araña el alma. un abrazo

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