Antonia Pozzi alumbra un verso que se alitera a ratos
Entre mis piernas un mar rojo se riza,
se arraudala en los muslos,
cabalga las rodillas y se encharca.
No hay apósito o dique
que detenga el fluido,
ni específico férrico
que aminore la anemia.
Me miro las entrañas con mis ojos mordidos
por la fiera del miedo.
¿El torrente es dramático!
Intento reducirlo,
matarlo,
detenerlo,
apostillarlo,
herirlo...
Y en las sábanas rojas,
derrotada,
desisto.
Una mujer en prosa
soy ya...
Se acabó el rito.
•••
Antonia Pozzi ingirió una sobredosis de fármacos en su casa de Milán el día 3 de diciembre de 1938.
© luis felipe comendador
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