"La noche soy y hemos perdido"
Decir que todo ha sido llorado ya,
saberlo,
y luego abandonarse al salto magnífico,
a la memoria animal,
a la alimaña de las fauces abiertas,
a lo desolado que es fondo de cada nada...
y volver al gesto primitivo,
al voluptuoso danzar de lo que acaba,
al nombre primigenio,
a las ruinas donde la huérfana llora desolada,
a lo que cesa con cada pestañeo,
a la tregua de lo indefinido...
Y llorar mansamente,
sin angustia por dentro,
sin necesidad precisa...
y abandonarse en la desmesura de un final,
y ladrarle a la sombra que se acerca golosa desde abajo.
Caer...
caer...
caer...
y sentir el desgarro de la mordida,
la hendidura caliente ahogándose,
la lengua latiendo como un corazón en la boca...
y pronunciar en alto que el exceso es silencio
cuando se cierra el círculo.
Hemos perdido, sí...
¿Qué heredarán mis hijos?
saberlo,
y luego abandonarse al salto magnífico,
a la memoria animal,
a la alimaña de las fauces abiertas,
a lo desolado que es fondo de cada nada...
y volver al gesto primitivo,
al voluptuoso danzar de lo que acaba,
al nombre primigenio,
a las ruinas donde la huérfana llora desolada,
a lo que cesa con cada pestañeo,
a la tregua de lo indefinido...
Y llorar mansamente,
sin angustia por dentro,
sin necesidad precisa...
y abandonarse en la desmesura de un final,
y ladrarle a la sombra que se acerca golosa desde abajo.
Caer...
caer...
caer...
y sentir el desgarro de la mordida,
la hendidura caliente ahogándose,
la lengua latiendo como un corazón en la boca...
y pronunciar en alto que el exceso es silencio
cuando se cierra el círculo.
Hemos perdido, sí...
¿Qué heredarán mis hijos?
El tono desgarrado que salta y asalta las pupilas del lector me arrastra de manera irresoluble. Genial como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo
Marian