José María Arguedas reposa en un caboclo
No conviene el bullicio a lo sensible,
pues saca del letargo
y ensombrece la magnitud del líder.
No convienen estos versos
que nos muestran las vísceras
azuleando al sol.
No convienen, en fin,
poetas que no sigan
el compás de los pasos de Occidente.
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José María Arguedas se disparó un tiro en Lima el día 2 de diciembre de 1969.
© luis felipe comendador
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