Baco ebrio

No se sabe si aquella tarde muerta
el grupo de turistas españoles
en visita a Florencia
entró por Miguel Ángel al museo
o por el aire fresco
que sus enormes salas prometían.
No importan sus razones.
El caso es que salieron
-pasadas cuatro horasentonando
canciones de borrachos,
meando en las esquinas,
provocando a los tristes florentinos
que volvían del trabajo hacia sus casas...
Y Seleme,
aturdida,
enfadada,
cerraba de un portazo
el edificio
del Museo degli Uffizi.
Las voces de los ebrios españoles
aún resuenan,
después de cuatro meses,
en las barras gastadas
de los peores bares florentinos.
Baco está encadenado
a un castigo de mármol;
y Miguel Ángel,
todo Renacimiento,
es sólo otro cadáver
que sumar a la lista de los muertos.
El tarot ha dictado su sentencia,
la Sibila no duerme
y yo me estoy durmiendo.

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